Las mesas y sillas de maderas con innumerables marcas por el paso de los años y de tantos comensales, son testigos de muchas historias y clientes.

Los cafés y bares ocupan un lugar importante en todas las ciudades, pero ese rol se acrecienta en Buenos Aires, donde siempre hay una excusa para tomar “un cafecito” con amigos, con compañeros de trabajo, del club, o con familiares que no vemos frecuentemente. En la escenografía de nuestros recuerdos, los bares siempre decoran esos momentos. Pero no son imágenes estáticas: aportan el sabor, el aroma, y el clima a lo que vivimos. Las mesas y sillas de maderas con innumerables marcas por el paso de los años y de tantos comensales, son testigos de cómo pasaron por allí tantas historias y clientes.

Sin embargo, la importancia de contar con esos espacios no siempre es reconocida con el premio que significa elegir a esos bares para nuestros consumos habituales, sean cafés solitarios al paso o para reuniones de trabajo. Por eso desde marzo de 2010 nos auto convocamos para concretar un sueño personal: conocer todos los Bares Notables que existen en la ciudad de Buenos Aires, y de esa manera también promoverlos y estimular a los vecinos a que los visiten. La categoría “Bares Notables” fue creada en 1998 por la Ley 35 de la Legislatura porteña, y es una mención honorífica para aquellos cafés y bares que hayan tenido un rol destacado en la cultura porteña. Algunos por su arquitectura, otros por los personajes ilustres que lo frecuentaban.

De esta forma, #54bares se conforma gracias a los distintos habitantes de esta ciudad que se unen por el placer de rescatar lo nuestro y compartirlo a través de las redes sociales. El comienzo de los encuentros tuvo origen en Twitter, donde por compartir una idea que sonaba disparatada –recorrer un bar notable por semana–, terminó por hacerse realidad.

Ahora, en un formato renovado, la recorrida continúa y se suman invitados reconocidos, para conversar temas de interés, conocer la historia del bar que se está visitando, quiénes eran sus ilustres habitués, qué costumbre tenían sus visitantes de antaño, y cómo ese local participaba en la vida del barrio y la ciudad.

Los encuentros son abiertos y todos pueden sumarse. Las únicas condiciones para participar es que cada uno paga lo que consume, y el respeto hacia las opiniones de los demás participantes.